jueves, 24 de febrero de 2011

Los chicos y el stress


El stress se define como falta de respuesta adecuada a las exigencias de la vida diaria. Esto puede estar presente en los niños desde que son muy pequeños, incluso bebés.

Cuando se experimenta el stress por periodos breves, puede ser motivador. Pero si se prolonga esta situación en el tiempo, puede ser debilitante y traer problemas en casa y en las actividades cotidianas.

¿Cuales son las causas que provocan stress en un niño? Depende de la edad, pero básicamente son maltrato, separación de los padres, enfermedad o muerte de alguien cercano, amigo o mascota, y todo aquello que implique pérdidas, como cambio de casa, jardín o colegio.

Segun las edades:

De 0 a 2 años

En esta etapa los niños estresados se reconocen por ser irritables, difíciles de consolar, con llanto muy fácil. Suelen tener trastornos de sueño y muchas veces, de alimentación.
La causa más común es la ausencia de la madre o persona a cargo, ya sea por enfermedad (muy común en madres con depresión post parto), o por tener que volver rapidamente al trabajo. Otras situaciones que generan stress en los bebés son el maltrato y la sobreestimulación, cuando no se respetan los ritmos de desarrollo del bebé.

De 2 a 6 años

En esta edad se pueden presentar 2 situaciones: niños agresivos, con muchos berrinches o niños retraidos, ensimismados.

En ambos casos pueden aparecer dolencias, como dolor de pancita, y miedo excesivo ante situaciones que previamente no lo inquietaban. También angustia de separacion, miedo a separarse de su mamá.

Es común que esto esté generado porque a esta edad se empiezan a exigir muchas cosas: control de esfinteres, lenguaje, la demarcación de lo que se puede o no hacer. Si estas son aplicadas de forma rígida, sin respetar los tiempos de cada niño, provocan sensación de sobreexigencia.

Si, por el contrario, los padres no les fijan límites y se exceden en permisividad, el niño, probablemente también se estresará, ya que le invadirá un sentimiento de soledad y orfandad, donde percibe que nadie se preocupa de él, de lo que haga o deje de hacer.

Edad escolar: 6 a 11 años

A estas edades los síntomas más frecuentes son agresividad, tristeza, problemas para dormir, disminución del rendimiento escolar, dolores abdominales o de cabeza.

El niño evita las situaciones que lo hacen sentir mal: no quiere ir al colegio, o se olvida de los deberes.

Otros factores muy importantes a esta edad son los sociales. Comienza a ser importancia el sentido de pertenencia. Las burlas, los sobrenombres, los rechazos también estresan.


Adolescencia: 12 a 18 años

Los síntomas a esta edad se manifiestan en distintas formas. Algunos presentan consumo de alcohol, marihuana u otro tipo de drogas como mecanismo de evasión.

Otros, expresan un exceso de preocupación por el cuerpo, pudiendo generar problemas de alimentación como anorexia o bulimia.

Casi en la mayoría de los casos se presenta una excesiva dificultad para comprometerse.

Los síntomas somáticos habituales son: dolor de estómago, tensión muscular, irritabilidad y cambio de humor acentuado.

El cuerpo es en este periodo el principal estresor; les preocupa la apariencia, la capacidad sexual, la opinión de los otros respecto a ellos.

La familia como fuente de apoyo pasa a segundo plano frente a los amigos y les sobreviene una gran preocupación y presión por el tema del futuro (temor a la competencia, a la exigencia intelectual, a la decisión sobre qué estudiar).

Que hacemos?

Ante la presencia de estos signos, los padres debemos detenernos y analizar las expectativas que tenemos sobre ese niño e intentar detectar sobreexigencias y situaciones estresantes.

Existen "factores de protección" que ayudan a los chicos a superar situaciones de stress:

Autoestima: los niños que logran un buen nivel de autoestima están menos expuestos a estresarse. El apoyo de los padres en los emprendimientos, por pequeños que parezcan. El reconocimiento por sus capacidades y logros, fomentando un sentido de poder y autonomia.

Sentimiento de competencia: toda persona necesita sentirse capaz. El niño debe estar consciente de que puede enfrentar y resolver sus problemas y que para ello puede buscar apoyo o pedir ayuda sin, por eso, ser menos.

Recreación: permitir que juegue. Que tenga tiempo para actividades que le generen placer y que así pueda aliviar la tensión generada por otras actividades. No "llenarlo" de actividades extraescolares.

Descanso: debe dormir las horas necesarias según su edad. Evitar que trasnoche.

Companía: no dejarlo solo. No minimizar sus miedos o sus angustias. Escucharlo y darle importancia. Brindarle apoyo incondicional, fundamental para que se sienta seguro.


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